Liz Smith, de 45 años, trabaja en un hospital de Boston, Massachussets (EEUU). Hace tres años, pasar las tardes cuidando de un bebé ingresado en su unidad al acabar su turno de trabajo comenzó a formar parte de su rutina diaria.

A la pequeña Gisele se le diagnosticó un síndrome de abstinencia neonatal debido al consumo de drogas de su madre durante el embarazo.

La custodia del bebé fue entregada al estado de Massachusetts en octubre de 2016, pero Liz se ofreció a adoptarla como madre temporal. Tres años después, Gisele celebra su cumpleaños junto a Liz, que ya es oficialmente su madre al completarse todos los trámites de la adopción.

Nació pesando menos de un kilo y pasó tres meses con asistencia de un respirador artificial. Su condición hizo que desarrollara una aversión oral, por lo que no podía comer ni beber.

Durante todos los meses que pasó en el hospital no recibió ninguna visita, excepto las de la enfermera Liz, que la cuidó hasta que mejoró.

"Cuando recibí la llamada en la que me informaron de que la custodia de los padres había terminado me sentí aliviada, pero también triste por ellos. Combatir la adicción y ser madre es imposible", afirmó Liz.

"Desde el momento en que la conocí, supe que había algo detrás de sus llamativos ojos azules que captaba mi atención. Sentí que necesitaba amar a esta niña y mantenerla a salvo", explicó al Washington Post en una entrevista.

Con el apoyo de familiares y amigos, Liz, que no podía tener hijos de forma natural, decidió criar a Gisele, que tenía nueve meses.

El mismo juez que le entregó la custodia de la pequeña elogió a la enfermera. "Mereces el respeto de esta sala. Un día de nacimiento es un milagro, pero adoptar a esta niña es el destino", dijo el magistrado.

Desde entonces, Gisele ha prosperado bajo el cuidado de Liz y ha comenzado a comer algunos alimentos sólidos, aunque todavía recibe su nutrición a través de tubos.