Julieta trabaja tres horas y media, tres días en semana, limpiando en un restaurante. Por ello cobra 260 euros al mes, mientras su marido gana otros 400. Con ese dinero vive una familia de cuatro miembros. "Es bastante complicado, de hecho, siempre hay que ir a tocar puertas para pedir ayuda", afirma.

Esta trabajadora sueña con un contrato laboral, con estar asegurada, tener más horas y, en definitiva, que se valore más su trabajo. "No es fácil y el pago no es muy bueno", lamenta.

Como ella, una de cada tres empleadas domésticas sobreviven bajo el umbral de la pobreza. "Hay salarios de 400 euros, la que tiene la suerte, 700 u 800 euros", denuncia Rafaela Pimentel, empleada del hogar y activista.

"El salario mínimo, en el sector de las empleadas del hogar es que ni a años luz", añade Pimentel, que se considera afortunada por tener simplemente lo mismo que el resto de trabajadores: un contrato, una nómina y vacaciones.

Una precariedad económica a la que se suma la precariedad laboral, ya que el 36% de las trabajadoras del sector trabajan en la economía sumergida. Como consecuencia, "no tienen ni prestación por desempleo, ni negociación colectiva ni prevención de riesgos laborales", apunta Liliana Marcos, responsable de Políticas Públicas de Oxfam Intermón.

Además, la pandemia de coronavirusha afectado incluso más a estas trabajadoras. "Hemos tratado de darles cobertura a las necesidades básicas que necesitaban", señala al respecto Marta Albuerne, coordinadora de empleo en la Cruz Roja de Madrid.

En España hay 550.000 empleadas del hogar y 85.000, además, cuidan a dependientes a los que no llega el sistema público. Una labor que desempeñan sin derechos y con salarios más bajos. En este sentido, Liliana Marcos denuncia que, en nuestro país, "el infradotado sistema de la dependencia descansa sobre un colchón de trabajadoras ultrabaratas".

Este martes, coincidiendo con el Día Internacional de las Trabajadoras del Hogar, este colectivo pide ratificar el Convenio 189 de la Organización Internacional del Trabajo, una equiparación de derechos al resto de trabajadores y la integración en el régimen de la Seguridad Social.