La de Blacos, en Soria, es una de las calzadas romanas mejor conservadas de Europa. Cuenta con 2.000 años de historia, aunque a este tramo le quedan días. Unos 200 metros del tramo serán destruidos para construir la A-11, una vía que algunos vecinos dicen que llevan 20 años esperando.

Entre los vecinos, los hay que prefieren conservar su historia y quienes llevan años esperando una carretera que les comunique mejor. "Como para ahora te digan que la han planificado mal y encima se quieren cargar una parte de la calzada", señala una vecina de la localidad.

"¿Pero la calzada romana es más importante que la autovía? ¿Para qué nos sirve a nosotros la calzada romana?", comenta otro de los vecinos. "Pues es más importante la calzada que la autovía, que la desvíen", añade otro.

"Las dos cosas. Es un error de cálculo al principio y claro, porque la calzada romana estaba", declara el alcalde de Calatañazor, Alfonso Pérez.

La autovía se construye para aprovechar la nacional 122, pero la calzada no se tiene en cuenta, ya que no aparece en la declaración previa de impacto ambiental aunque en la zona se conoce de sobra.

"Está documentada desde el siglo XIX, supone una obra de ingeniería muy avanzada, mucho más avanzada de lo que pensábamos", señala el hombre que hizo público el problema , Isaac Morena.

Finalmente, Fomento y la Junta han decidido que un tramo de la calzada quedará engullido por la A-11 y otro tramo se conservará, seis kilómetros que convivirán con la autovía y podrán ser visitados.

"Por hacerlo malamente a última hora nos va a costar un incremento en el presupuesto de cuatro millones de euros", dice el coordinador de ecologistas en acción", Paco Segura.

Dos vías que están condenadas a entenderse, de no ser por la nueva nadie se habría acordado de la antigua, la que unía Numancia y Clunia