El policía volvía a su domicilio cuando se percató de que un hombre se encontraba muy próximo al borde del andén. Tras escuchar un fuerte golpe y el alboroto de las pocas personas allí presentes, comprobó que había caído a las vías justo en el momento que el tren estaba abandonando la estación.
El agente, para evitar que fuera atropellado por el siguiente convoy, no dudó en saltar a las vías para rescatarle. Allí pudo comprobar que el hombre permanecía inconsciente y sangraba abundantemente debido a los golpes y cortes producidos por la caída.
Gracias a la colaboración de las personas presentes pudo ponerle a salvo al subirle de nuevo al andén y practicarle técnicas de primeros auxilios hasta que llegaron los servicios sanitarios de urgencia. Permaneció atento a él desde que se dio cuenta de su estado.