En la clase dedicada a esta terapia hay alumnos, un profesor y un ayudante muy especial, Moon. Se trata de un perro que ayuda a que personas con diversidad funcional mejoren cada semana sus capacidades y su motricidad.

"Les gusta acariciarlo o peinarlo y eso hace que muevan partes del cuerpo que si no tuvieran el perro no moverían", explica el responsable. Además, realizan un circuito de ejercicios donde interactúan con el animal, que les arranca sonrisas de oreja a oreja y que aumenta la autoestima cuando alcanzan sus objetivos.

La Fundación Cani Majoris realiza estas terapia novedosa con animales en 17 centros de Madrid. El director de la fundación explica que "este nuevo enfoque les ayuda a tener una vida afectiva mucho más sana y equilibrada".

Una vida que mejora gracias al terapeuta canino, que ha necesitado dos años para trabajar su socialización con las personas.