Con el puño en alto y un mensaje al poder, Bosnia vive una de sus peores crisis políticas desde la desmembración de Yugoslavia.

El responsable es el padre de un estudiante de 21 años que, borracho, robó una casa y y murió tras caer a un río de poca profundidad en marzo. Esa es la versión de la Policía, pero la familia nunca la creyó y sostiene que fue un asesinato encubierto por las altas esferas del poder.

"Él (el ministro de Interior serbio) es el responsable del brutal asesinato de mi hijo", aseguró la madre. Desde la muerte de su hijo, cada semana acude a una plaza de para pedir justicia, con lluvia o con antidisturbios. A su petición se han sumado semana a semana más bosnios pese a los enfrentamientos.

El ministro de Interior de la región, Dragan Lukac, afirmó que "no se permitirá a nadie golpear a la Policía, atacarla o escupirla".

La semana pasada este padre coraje fue detenido acusado de amenazar la seguridad del ministro. Fue liberado poco después y ese día hubo enfrentamientos con la Policía.

Conmovidos por la pérdida de esta familia, los bosnios salieron el domingo por la noche de nuevo a la calle armados con flores para pedir que se investigue la muerte del joven y para protestar contra un Gobierno al que acusan de corrupto.