La casualidad podría habernos hecho dar un paso más en la lucha contra el coronavirus. En este caso, ha sido un pesquero el que podría haber demostrado que las personas que pasan el COVID-19 están protegidos frente a él.

En el barco, de origen estadounidense, viajaban 122 tripulantes. Solo tres de ellos contaban con anticuerpos al embarcar. Tras casi tres semanas de travesía, detectaron un gran brote a bordo y volvieron a puerto. Al realizar las pruebas, 104 estaban infectados, entre ellos ninguno de los tres previamente contagiados.

Aún se desconoce cuánto dura la inmunidad, pero este experimento natural arrojaría luz sobre otros factores. Según José Antonio López, director del Grupo de Neurovirología en la Universidad Autónoma de Madrid, "este experimento nos permite adquirir optimismo de cara a una futura vacuna".

Y es que, ayudaría a establecer qué niveles de anticuerpos son efectivos en humanos o los plazos que habría que dejar entre cada dosis de la vacuna.

No es la primera vez que el virus se sube a bordo de un barco, ya lo vivimos muy preocupados al inicio de la pandemia en cruceros. José Antonio López asegura que en las embarcaciones los contagios no llegaron "al 20% del pasaje". Lo que demuestra de nuevo la importancia de factores ambientales, como la humedad o cercanía.