Pablo Campos, un cooperante sevillano de 29 años, se enfrenta a 40 años de cárcel por recoger a una familia palestina que hacía autostop y trasladarla dentro de Grecia. El joven fue detenido y deportado de Grecia y este lunes se sienta en el banquillo en este país acusado de tráfico ilegal de personas.
El joven, de 29 años, se emociona recordando sus días en Grecia. Llego allí por casualidad en pleno 2015, y se encontró con la terrible crisis de refugiados, por lo que decidió ayudar. "Yo soy masajista y necesitaban a alguien que empezara a rehabilitar a heridos de guerra y a heridos que se hubieran hecho durante el viaje", cuenta a laSexta.
Campos recuerda con especial cariño a unos niños que eran hijos de una mujer viuda. "Hice un poco como de su tutor y me los llevaba a todos los lados. Estaban todo el día pegado a mí, eran un amor, y a cualquier sitio que fuese, venían conmigo", relata el cooperante sevillano.
Así, Pablo Campos se quedó cerca de cuatro años en Grecia. Y en diciembre de 2018, cuando regresaba a Tesalónica con su novia griega, decidió recoger a una familia. "Hacía frío y me paré por si les pasaba algo y me dijeron que iban a Tesalónica. Les dije que si querían venir conmigo, yo les podía llevar", afirma.
A partir de ahí, asegura, todo se complicó: la Policía le paró, le detuvo y le acusó de tráfico ilegal, de ayudar a personas sin papeles a moverse por el país. "Empezaron a tratarnos como criminales sin ni siquiera explicarnos nuestros derechos. Cuando te acusan de un delito de tráfico de personas, por cada individuo que exportas en el vehículo son diez años de prisión", señala Campos.
Sin embargo, no es el primer español que pasa por una situación parecida en Grecia. Tres bomberos sevillanos fueron detenidos y acusados de traficar con personas cuando regresaban de una búsqueda en mar abierto. Tardaron dos años y medio en demostrar su inocencia. Ahora le toca a Pablo, quien se enfrenta a 40 años de cárcel.
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