Un fémur o un cerebro humano son algunos de los instrumentos tibetanos que forman parte de la colección de José Luis y Lourdes, una de las más importantes de Europa. Acumulan 4.400 instrumentos étnicos, conseguidos en sus ratos libres.
"Siempre planificamos un viaje en el que sabemos que se puede obtener un instrumento étnico o cómo conseguirlos", ha asegurado José Luis Lodi, dueño de la colección 'Música para ver'.
Los dos txistularis empezaron en los 80: "Ibas a festivales de folklore y hacías intercambio con otros grupos. Dabas un paquete de tabaco y tú obtenías una flauta", explicaba José Luis. La expo del 92 fue el empuje definitivo: "Vimos que algunos pabellones ponían a la venta todo el material del que disponían", explicaba Lourdes Yarza, también dueña de la colección.
Entre tanto instrumento no podía faltar el clásico tam-tam, el mongance, utilizado por las tribus del Congo para comunicarse. También allí se puede encontrar el instrumento del chamán, el mikoku, donde se meten brebajes para entrar en trance.
De diversas sociedades, se pueden encontrar instrumentos como el que usan las mujeres ucranianas en sus despedidas de soltera o los utilizados por las mujeres indias para alertar a los hombres de que se están lavando y que así no se acerquen.
Un premio ha reconocido ahora la trayectoria de la pareja, cuyo sueño sigue intacto: formar un museo con todo un mapamundi sonoro.
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