Fue a salvar vidas al Mediterráneo y puede pasar 20 años entre rejas acusado de promover el tráfico de migrantes. "Es surrealista que te castiguen con una pena de prisión después de haber hecho una misión humanitaria", señala el bombero acusado de tráfico de personas, Miguel Roldán.
Ha sido una misión de rescate en junio de 2017 frente a las costas de Libia la que le ha costado a este malagueño de 32 años un proceso legal en Italia.
Pero él, insiste, no se ve ni como héroe ni como mártir porque las víctimas, asegura, son los que mueren en el Mediterráneo "porque se quedan sin ayuda".
Seguro de que no han hecho nada malo, cree que se trata simplemente de un juicio político. El barco con el que cooperaba, el Iuventa, también fue inmovilizado en 2017. Un año y medio después sigue amarrado en el puerto de Trapani, en Sicilia.
Se espera que la fase de investigación acabe en verano y sea, entonces, cuando se concrete la imputación a Miguel. Él asegura que cuando todo pase volverá al mar a rescatar, porque, mientras, en el Mediterráneo siguen dándose naufragios. Con la diferencia de que ahora apenas hay gente para auxiliarles.
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