A pleno sol, deshidratado, con las patas amarradas y a punto de morir, así apareció Sultán. Como él, 60 caballos abandonados tienen una segunda oportunidad en un albergue de Málaga. En verano, el abandono de caballos se multiplica por tres.

"La gente se va, se olvida que tienen animales, sobre todo caballos. Los tiran en cualquier campo, pensando que el animal va a sobrevivir, y claro que no va a sobrevivir. Ojalá pudiéramos recoger a muchísimos más", ha declarado Concordia Márquez, presidenta del albergue.

No pueden porque no tienen recursos, los fondos se están agotando y piden ayuda a la desesperada. "Necesitamos comida, bien de particulares, bien de empresas. Heno, paja, lo que sea, con tal de que podamos echarles algo a la boca al final del día", ha añadido Concordia.

Cada caballo consume una media de 180 euros al mes tan solo en heno, lo que supone un gasto para el albergue de unos 10.000 euros mensuales. La falta de aportaciones hace peligrar su actividad.

La mayoría de los caballos que rescatan llegan en condiciones lamentables. Además de la recuperación física, saben cuál es el tratamiento más importante: el cariño y la confianza, según uno de sus voluntarios.

Temen tener que cerrar sus puertas, ya que son la única asociación en Andalucía que realiza esta labor: la de ayudarles a confiar en quién un día les dio la espalda.