La última palabra sobre la muerte digna de Andrea la tiene el juez, a quien la familia de Andrea ha solicitado la suspensión de la alimentación a la niña. El abogado de los padres, Sergio Campos, ha explicado ante los medios que la razón les asiste, que la ley está de su parte y que respetan "el procedimiento judicial".

Calculan que entre siete y diez días obtendrán la respuesta por parte de la Justicia, que ha solicitado cuatro informes para dictar sentencia. Uno de ellos depende del médico forense del Instituto de Medicina Legal de Galicia, que tendrá que determinar si el soporte vital al que está conectado la menor prolonga innecesariamente su agonía y si su situación es irreversible, incurable y terminal.

Para los padres, no hay duda. Andrea sigue sufriendo. Su padre, Antonio Lago, ha afirmado que "sigue con picos de dolores fuertes". El conflicto entre médicos y progenitores viene porque los facultativos del hospital consideran que el tratamiento pautado es adecuado al interés de la paciente, mientras que los padres creen que supone un encarnizamiento para ella.

El servicio de pediatría, además, insiste en negar la desconexión de Andrea de la máquina que la alimenta a pesar de que el comité de ética de la Xunta recomienda retirarla y pasar a ofrecer cuidados paliativos. El juzgado va a reunir a las partes para tomar una decisión cuanto antes.