El proceso de exhumación de al fosa 111 del cementerio de la localidad valenciana de Paterna, que comenzó en 2020 y que la pandemia interrumpió, ha permitido a 21 familias recibir por fin los restos de sus familiares.

Por eso hoy Valencia recuerda a 150 personas asesinadas por el franquismo. Personas fusiladas por sus ideas, como hizo saber Germán Sanz a su familia en su última carta, antes de su fatal final. "Siempre fui enemigo de cualquier acto violento. Si me matan es por no pensar como ellos", dejó escrito antes de ser asesinado.

La de estas familias es una lucha de toda una vida. Por ejemplo, el caso de la familia de Regino García. Su hija explica que fusilaron a su padre en el 27 de marzo del 40, y su madre se quedó viuda con seis hijos. Pasó calamidades, mucha miseria.

También es la historia de José María Balaguer, fusilado con 56 años, el 27 de marzo de 1940. Sus nietos han podido hoy recoger los restos exhumados de su abuelo, para que pueda estar "en su casa, con su mujer y su hija", también junto a sus pertenencias, en su caso la hebilla del cinturón que llevaba José María.

Vestigios de ropa , de zapatos, o de enseres, como el lápiz con el que Amadeo Torres escribía a su mujer, que le guardo luto toda su vida. Su nieta hoy recuerda que él escribía a su mujer desde la cárcel, le contaba que quería estudiar francés e irse exiliado al país vecino.

Las lágrimas y aplausos han llenado a partes iguales el acto en el que se ha recordado a los caídos. Un evento que ha devuelto la dignidad a las víctimas y ha dado paz a sus familias.