El Toro Jubilo ha vuelto a celebrarse este fin de semana en la plaza de Medinaceli, en Soria, tras dos años de parón por la pandemia. Unas 2.000 personas han acudido en la noche del sábado a este festejo taurino, en el que embadurnan al animal con barro y le atan dos bolas con fuego a los cuernos.

Ello, a pesar de que los animalistas habían pedido que no se celebrara. "Se trata de un cruel festejo taurino que consiste en arrastrar a un toro por los cuernos hasta una multitud que lo rodea para prenderle fuego en las astas", señalaban desde PACMA en una nota de prensa.

La formación lleva años exigiendo tanto al Consistorio de Medinaceli como a la Junta de Castilla y León la cancelación del Toro Jubilo. "Solamente el hecho de que el de Medinaceli sea un festejo declarado como Espectáculo Taurino Tradicional de Interés Turístico de Castilla y León permite su celebración, al amparo de un Reglamento que prohíbe este tipo de festejos taurinos en la comunidad", denunciaban desde PACMA.

El partido animalista ya presentó hace años un informe que "corrobora el enorme sufrimiento al que se somete a los animales en este tipo de festejos", en los que "los animales son atados con cuerdas, zarandeados, golpeados y en los que sufren quemaduras que les provocan estrés y un intenso dolor". "Presa del pánico, el animal intenta huir desesperadamente, y en su intento algunos se lanzan contra un muro o mueren despeñados", lamentaba PACMA.

"Además de soportar el fuego en su cabeza, sufrirá lesiones y quemaduras que probablemente le dejen ciego, antes de ser enviado al matadero", denunciaba el partido anoche a través de Twitter: