El poder del evangelismo machista en Estados Unidos ha ido tomando fuerza en las últimas décadas hasta influir en el modelo político del país. Tal y como explica la historiadora Kristin Kobes du Mez, sus valores no se presentan como políticos, sino como la palabra de dios, pero "modelan la visión política del mundo".
Claro ejemplo de ello es el pastor evangélico John Piper, uno de los predicadores estrella en Estados Unidos al que se le han escuchado polémicas declaraciones que justifican la violencia machista: "Si no la incita a pecar, si solo la hace daño, entonces creo que ella debe aguantar el abuso verbal una temporada, aguantar quizás ser golpeada alguna noche, y luego que pida ayuda a la iglesia".
No es el único que, desde hace décadas, predica una masculinidad fuerte, tóxica, y una sumisión femenina al varón que sus fieles reciben como palabra de dios.
Eso explica el apoyo masivo de los evangelistas blancos en Estados Unidos al expresidente Donald Trump pese a su poca piadosa forma de vivir y a decir cosas como que "agarraba a las mujeres por sus partes".
Una rudeza con la que conectaban y a pesar de que en un primer momento llamó la atención a numerosas personas que se preguntaron cómo podían estar los evangélicos traicionando sus valores votando a un hombre como Trump. "No entendían cuáles eran esos valores", ha indicado la experta, que explica en su libro 'Jesús y John Wayne' cómo en los últimos 75 años los evangélicos blancos han inculcado a sus bases la defensa del 'macho'. Un fenómeno que explica también la apuesta brasileña por Bolsonaro.