Aunque podría parecer un jubilado más, un poco despistado, de los que pasean por Benidorm, Derek Flynn no lo es. Él no puede dar un paso sin que le abracen, sin que le besen y le aclamen.

Las razones ni siquiera él las entendía, menosaún cuando le empezaron a pedir selfis nada más llegar al hotel donde iba a pasar sus vacaciones en la Costa Blanca: "El primero no me importó pero luego fueron tantos que me sorprendió", confiesa Flynn.

Y lo que había ocurrido es que su mejor amigo, quien lo llevó al aeropuerto, se quedó preocupado y escribió en un grupo de Facebook de británicos en Benidorm un mensaje:"Mañana, un amigo llamado Derek, de 86 años [en realidad eran 88], viajará a Benidorm desde Manchester. Él ama Benidorm pero, desgraciadamente, viajará solo porque su mujer falleció hace dos años. Está en forma y ama cantar aunque, a veces, olvida dónde está o dónde están sus llaves. Tiene asistencia en el aeropuerto y en el hotel pero sus amigos y yo esperamos que pueda estar bien por sí solo. Si lo ves dile hola, porque es un hombre encantador".

Entonces las redes sociales hicieron su magia al tiempo que Derek volaba hacia la ciudad alicantina. Cuando llegó, todos le conocían: le pedían autógrafos en el karaoke, querían hacerse fotos con él por la calle, se preocupaban si no le veían bajar a desayunar...

La historia tiene final feliz... y abierto. Tenía el vuelo de vuelta a Mánchester programado para el lunes pero en la sala de embarque se dio la vuelta. Le espera otra semana en Benidorm.