Debido a la ventolera rebelde y peligrosa, algún asistente no ha tenido más remedio que apartarse. Otros han preferido retransmitir en directo el ataque de las tiendas voladoras que arrasaban todo a su paso. Y menos mal que el camping no estaba lleno.
Ha ocurrido el último día, cuando la gente ya recogía sus enseres con un ojo en la maleta y otro en el tornado. Horas antes, el festival estaba en pleno auge.
Hasta 80.000 personas habían agotado las entradas en la cuarta edición de este festival de música electrónica ubicado en la frontera más occidental de Alemania. Al final esta sesión postrera de baile aéreo ha dejado cuatro heridos leves.