En el municipio de Molina de Segura las calles se convirtieron en ríos con una fuerza capaz de arrastrar contenedores, anegar alcantarillas y llevarse con la corriente a coches y personas, que tuvieron que ser rescatadas.

La tormenta trajo consigo lluvia y granizo en medio Levante, cayendo hasta 30 litros en una hora. En Gata de Gorgos, Alicante, tuvieron que recoger el granizo de las calles con una excavadora.

Igual ocurrió  en Xávea, a pocos kilómetros, que granizó con la misma intensidad,  tanto que la playa quedó tan blanca por el hielo que parecía nevada.

La peor parte del temporal se lo han llevado los agricultores. Para ellos, la tormenta ha supuesto unas pérdidas del 60% de su cosecha.