Pepita Vila estaba durmiendo en su cama cuando de repente se despertó de un gran susto al sentir un fuerte estruendo. "Empiezo a correr por el pasillo diciendo: 'que nos han tirado una bomba y nos matan, nos han destrozado la casa'", desvela.

Esto fue lo primero que pensó esta vecina de Tavernes de la Valldigna, en Valencia, al ver el gran boquete que había en su habitación. "Menos mal que los pies de la cama dan a la calle porque si es al contrario, con los cristales de la ventana, no sé qué me hubiese pasado", reconoce.

Tras esto, decidió bajar en pijama a su puerta para descubrir qué estaba sucediendo y allí se encontró con que a un camión de reciclaje se le había olvidado plegar la grúa y había arrasado la fachada de su casa.

El operario estaba apuradísimo porque encima, al dar marcha atrás para intentar arreglarlo, lo empeoró todo. Sin embargo, pese al estado bélico en el que estaba su alcoba, Pepita decidió perdonarle al instante. "Eso no lo hace nadie queriendo, somos humanos y todos tenemos fallos", explica.

Los arquitectos confiesan que, dentro de lo malo, su casa no sufre daños estructurales. Ahora, ya tiene su pared tapiada y puede seguir viviendo dentro. Mañana celebra su 82 cumpleaños con el susto todavía en el cuerpo.