En el mismo momento en el que sacamos de la nevera o congelador de la tienda un producto perecedero y lo colocamos en el carro de la compra, la cadena de frío que empieza a romperse. Un error que cometemos con frecuencia es meter en el carro antes de tiempo los frescos y congelados, según apunta Lluis Riera, director de la consultoría de seguridad alimentaria SAIA. Se lo contamos en este vídeo de laSexta Noticias: el pollo, la carne, el pescado, los lácteos y, por supuesto, los alimentos de congelador, debemos meterlos en el carro justo antes de pasar por caja. Son minutos muy valiosos que le arañamos a su conservación.

Riera estima en unos 30 - 45 los minutos que un alimento de estas características puede aguantar las temperaturas que tenemos estos días en la calle sin alterar sus propiedades. Para contrarrestar la pérdida de temperatura, este experto recomienda usar bolsas isotérmicas. No enfrían, pero mantienen la temperatura. Y si añaden un "frigolín", un bloque de hielo de los que se usa para mantener el frío, los alimentos alargarán ese tiempo de seguridad.

Porque la zona de peligro de temperatura para la conservación de los alimentos está entre los 5 y los 65 ºC, pero los 36 ºC, tan frecuentes estos días, es la temperatura de máxima multiplicación bacteriana.

Hay otro consejo de Perogrullo que tampoco está de más recordar: si tenemos que hacer otras gestiones, hagámoslas antes de hacer la compra. Para evitar a las bolsas llenas de alimentos perecederos más paseos de los necesarios que van consumiendo, tic-tac, esos minutos de seguridad alimentaria.

Por ejemplo, una visita a la farmacia: nos pasamos después del súper, pero solo para pedir consejos. Porque los principios activos de los medicamentos, nos explica la farmacéutica Prado Ayala, se ven alterados por las elevadas temperaturas y a partir de 25 ºC dejan de ser eficaces. ¿Cómo conservarlos entonces? Ayala nos recomienda evitar el típico cajón en la cocina o en el baño, porque son los lugares más húmedos de la casa. En su lugar, nos recomienda guardarlos en algún armario, al fresco o, si tenemos dudas, en la nevera.

Otro elemento de la casa que no nos habíamos dado cuenta que sufre con el calor es la tinta de la impresora. Con las altas temperaturas, y con el desuso, la tinta se seca. Ramiro Bresler, Ecommerce Manager de 123tinta, nos da dos trucos: si vamos a estar una larga temporada sin imprimir, conviene quitar el cartucho, guardarlo en una bolsa de conservación o en un táper, y meterlo en la nevera hasta que volvamos. Si solo nos vamos dos semanas, con hacer una impresión de prueba antes de irnos y otra al volver, bastará para que no se forme un tapón de tinta seca que lo inutilice.

Por último, sabemos lo complicado que es encontrar aparcamiento y lo frecuente que es tener que dejar el coche a pleno sol. Con estas temperaturas, varios consejos para evitar que todo lo que está en su interior, en ocasiones de manera literal, se derrita: estacionar en sombra siempre que sea posible, poner el parasol, evitar dejar el GPS o cualquier otro aparato electrónico expuesto al sol directo y desconectar los cargadores si no se usan para evitar su sobrecalentamiento.