España como frontera exterior de Europa tiene que prepararse para un aumento de la presión migratoria. Desde 2015 han ido aumentado las llegadas. Sin embargo, no se ha llegado a las cifras de la famosa crisis de los cayucos que se produjo en 2006 cuando llegaron 32.000 personas a las costas españolas.
Los acuerdos de España con Senegal y Mauritania ayudaron a reducir esas llegadas un 60% y no fue hasta 2009 cuando se registraron las cifras más bajas.
En 2015 volvieron a repuntar la llegada de migrantes, coincidiendo con el peor momento de la guerra en Siria y la crisis migratoria en toda Europa. Ahora el cierre de las rutas del Mediterráneo más oriental, Italia, Grecia y Libia, ha hecho que las llegadas aumenten por el Mediterráneo occidental, es decir, los migrantes seguirán huyendo de sus países.