El feminismo de hace 90 años tenía un objetivo simple y complejo a la vez: que las mujeres votaran. Algo que a día de hoy es algo cotidiano, antes las mujeres españolas no lo podían hacer. Al menos hasta el 19 de noviembre de 1933.

Ese día, las mujeres españolas acudieron por primera vez a las urnas durante la Segunda República. Aquellas fueron la elecciones del voto femenino donde 6.800.000 mujeres pudieron elegir por primera vez a sus representantes.

Sin embargo, el camino no fue fácil para llegar ahí. El primer paso se dio dos años antes, con el sufragio pasivo. En 1931, Victoria Kent, Margarita Nelken y Clara Campoamor fueron las tres primeras mujeres en pertenecer a las Cortes Constituyentes. Y desde dentro, consiguieron aprobar el voto femenino en España.

Esa propuesta la lideró Clara Campoamor, que defendió el derecho al voto femenino sin importar las consecuencias. Y pese a la réplica contraria de otra mujer, Victoria Kent, la sesión culminó con la aprobación del voto femenino con 161 votos a favor y 121 en contra.

Tuvieron que esperar dos años, pero el 19 de noviembre de 1933 las mujeres pudieron votar en las elecciones generales, por primera vez en la historia de España, en las que la derecha venció durante la Segunda República.