En Villar del Río, Soria, están sufriendo todas las consecuencias de la despoblación. "Había veterinarios, médicos, farmacéuticos, zapaterías, carnicerías, de todo...", asegura Esperanza Subiran, vecina.

Hace un año, el farmacéutico se marchó y se quedaron sin farmacia. Los vecinos piden a la Junta que la reabra. Ahora es un botiquín al que solo se puede acudir tres días a la semana durante una hora.

"En algunos pueblos de la cabecera del Cidacos han contratado un servicio de taxi, que se están pagando de su bolsillo, para que les traigan las medicinas desde Soria", defiende Nieves Orte, de la plataforma para la reapertura de la farmacia.

A 30 kilómetros se encuentra Magaña. Aquí han disfrutado de internet gratis durante un año gracias a un concurso. Pero el plazo se ha acabado, y han vuelto a la realidad: "Las empresas no somos apetecibles para ellas y las administraciones tampoco se implican", explica el alcalde Fernando Marín.

A falta de fibra y de ADSL, vecinas como Amanda, tienen que recurrir a internet por satélite: "Cualquier empresa tiene que gestionar un mínimo de trámites vía internet y, si no los haces, pierdes oportunidades".

Fuera de casa se acaba la conexión y apenas hay cobertura: "En determinados momentos sí hay cobertura, no siempre. Es aquí, justo encima de una alcantarilla. Pero si nos desplazamos dos metros a mi izquierda ya no hay cobertura", cuenta el alcalde.

La falta de infraestructuras es otra de las reivindicaciones. Llevan más de 20 años esperando a que la autovía del Duero se termine. De seis tramos, solo hay uno finalizado, una falta de comunicaciones que el alcalde de Torrubia ha querido denunciar así: caminando más de 50 kilómetros acompañado de un burro para coger un AVE que le ha traído a la manifestación Madrid.