En Paiporta
La situación 'in extremis' de la jueza de guardia en la DANA, que improvisó un juzgado en una gasolinera: "Fue muy duro"
Los detalles La magistrada estaba acudiendo a las zonas afectadas para realizar los levantamientos de cadáver cuando se quedó "tirada" en la carretera, lo que hizo que se viese obligada a montar el juzgado en la gasolinera.

Resumen IA supervisado
El 29 de octubre de 2024, la DANA devastó Valencia, causando 228 muertes. Seis meses después, la jueza Lucía Mayordomo, del Juzgado de Instrucción número 2 de Torrent, relata cómo improvisó un juzgado de guardia en una gasolinera de Paiporta, el único lugar con electricidad, para gestionar la tragedia. La magistrada, junto a la Guardia Civil y el médico forense, enfrentó el caos inicial, documentando fallecidos y circunstancias específicas. Destaca la colaboración y dedicación de todos los profesionales involucrados, desde jueces hasta personal de limpieza, para superar la crisis. María Espejo y Raquel Cervera elogian el esfuerzo conjunto y la creación de una base de datos crucial para gestionar la situación.
* Resumen supervisado por periodistas.
El día 29 de octubre de 2024, la DANA azotó Valencia destrozando consigo vidas, viviendas y municipios. Seis meses después de la tragedia, se siguen conociendo nuevos datos de aquel fatídico día en el que murieron 228 personas.
La magistrada Lucía Mayordomo, titular del Juzgado de Instrucción número 2 de Torrent, que estaba de guardia en su partido judicial el 29 de octubre, cuenta que tuvo que montar un juzgado de guardia en una gasolinera de Paiporta el día de las inundaciones, el único punto de la zona que tenía luz.
Así lo relata la jueza en un vídeo difundido por el Tribunal Superior de Justicia (TSJ) de la Comunidad Valenciana y el Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) con motivo de los seis meses que se han cumplido desde la DANA.
En la madrugada del 30 de octubre, Mayordomo recibió una llamada de madrugada, donde un agente de la Guardia Civil de Paiporta le dijo que había fallecidos en garajes y en la vía pública, por lo que se desplazó hasta allí para realizar los levantamientos de cadáver.
Junto al médico forense y la Guardia Civil, la magistrada se quedó "tirada" en una zona cuyo único punto con luz era una estación de servicio, en la que decidieron montar el juzgado de guardia. Enfrente de la gasolinera estaba el Puesto de Mando, lo que le permitía "ver lo que contaban" y luego "retransmitir lo que interesa".
En este contexto, explica que "esa primera criba, cuando era un caos a nivel de todo tipo", había que hacerla desde el terreno. "Esa criba nos permitió que, una vez en el juzgado, ya supiéramos de exactamente de cuántos muertos estábamos hablando, dónde se habían encontrado los cuerpos y circunstancias específicas como tatuajes o pendientes", detalla.
"Ese día fue muy duro y las primeras 24 horas, especialmente duras, porque no se sabe muy bien lo que hay. Hasta que no pasan 48 horas no sabes a cuántos pueblos ha afectado", relata, al tiempo que lamenta que a cada llamada que recibían, se informaba de más fallecidos. "Son decisiones que no puedes eludir, pero no había protocolo establecido, salvo el sentido común", apunta. El día 30, comenzaron a incoar las primeras diligencias previas por fallecidos que iban presumiblemente a llegar.
La magistrada resalta los "conocimientos y sensibilidad" de los profesionales, pero sostiene que necesitan "más ayuda y más medios". "Si salió bien es porque todos, desde la juez, el auxilio, el tramitador, el fiscal, hasta el bedel que abre la puerta y la señora de la limpieza, funcionamos", subraya.
"Esto salió porque nadie miró el reloj, ni los horarios, ni los medios con los que contábamos. Solo pensábamos en sacar la situación adelante. Por eso salió rápido", enfatiza Mayordomo.
Por su parte, María Espejo, Letrados de la Administración de Justicia del Juzgado de Torrent, resalta que los funcionarios de dicho juzgado han sido "protagonistas absolutos de que todo funcionara tan bien". "Cuando humanidad y profesionalidad se unen, todo tiene que salir bien. Aquí hemos trabajado con cabeza y corazón", recalca.
Espejo detalla que, tras recoger sus actas en el juzgado, se trasladó al puesto de mando para organizar. Cuando unos días después volvió al juzgado, "ya estaba todo en marcha". "Confeccionaron una base de datos titánica, un cuadro de mandos, donde se incluían datos de fallecidos. A veces solo teníamos la ubicación de un cuerpo, hasta que el puzle se fue completando", explica.
Asimismo, resalta que trabajaban con el "factor seguridad". "De aquí no salía un papel si no estaba todo bien atado y supervisado", apostilla, al tiempo que alaba la función del "equipazo" del juzgado. En la misma línea se manifiesta Raquel Cervera, tramitadora, quien subraya que formaron un equipo en el que "no habían escalafones".