Ni les detuvieron sus gritos, ni el daño y la angustia que le estaban infligiendo a un bebé de tan solo un año. Esta es la escena desgarradora en la que cuatro agentes de policía la toman con esta mujer negra que había acudido a un centro de atención social para recibir bonos de comida.

Su único delito: sentarse en el suelo después de haber estado esperando durante dos horas en este centro de Brooklyn. Los allí presentes contemplan atónitos un nuevo episodio de abuso policial, la de unos agentes que no dudaron en en apuntar con su pistola eléctrica a todo aquel que intentaba mediar en este acto bárbaro.

Finalmente la mujer es detenida y acusada, entre otros cargos, de poner en peligro a su bebé. Aunque, para los testigos no fue ella precisamente quien lo hizo. "Creo que (los agentes) podrían haber roto el cuello del bebé, fue algo horrendo de observar", apunta una testigo.

Ya se ha abierto una investigación y hasta voces institucionales piden la libertad de una madre que lleva cuatro días separada de su hijo, la que es sin duda la mayor de las condenas. Finalmente, el fiscal de Brooklyn ha retirado todos los cargos contra ella.