Los especialistas de rescate consiguieron llegar hasta los cuerpos de las dos senderistas, pero con dificultades. Iban equipados con raquetas y bastones y aun así la nieve les llegaba hasta las rodillas.

Junto a otro compañero, el 27 de febrero iniciaron la ruta de los siete pueblos entre Castell de Cabres y la Pobla de Bonifassà, pero se salieron de la ruta establecida probablemente desorientados por la ventisca.

Fueron localizados en una zona escarpada de difícil acceso, fuera de una ruta habitual, en una masía totalmente abandonada sin techo y con una balsa forestal. Creyeron que aquí haber encontrado allí algún tipo de refugio o pensar que era una masía habitada.

El senderista encontrado con vida, indicó al helicóptero de Emergencias dónde estaban sus compañeras. Consiguió vivir a una noche a la intemperie con temperaturas de hasta tres grados bajo cero, pero con una sensación térmica que alcanzó los 11 grados negativos por las fuertes rachas de tiempo.

Los tres senderistas conocían la zona porque ya habían hecho esa ruta, pero la nieve y la ventisca convirtieron un camino de sobra conocido en una trampa.