Se triplican los casos de menores españoles que se autolesionan. Lo hacen a través de cortes, incisiones o quemaduras y, con ello, intentan camuflar un dolor emocional.

"Por lo menos momentáneamente, no estoy sintiendo las emociones como la frustración, la ira...", explica Diana Díaz, psicóloga de la Fundación Anar en relación a los sentimientos de estos jóvenes.

"Me cuesta mucho llorar. Me cortaba el brazo porque pensé que por ahí salían las lágrimas", es el testimonio de una joven de 14 años. Otra, de la misma edad, explica que se siente "marginada". "Lo hago para castigarme, pero luego es todavía peor lo que siento", añade.

Esta fundación atiende más de mil llamadas diarias de jóvenes con problemas para los cuales, el papel de las familias es clave, ya que, "si no se ve desde el entorno familiar cercano, puede pasar a una mayor gravedad", asegura Díaz. La prevención es la mejor respuesta a situaciones de las que, con ayuda de expertos y familia, los jóvenes consiguen salir.