Desde el fondo de la ría de Muros-Noia, en A Coruña, emerge el cuerpo del delito: nasas ilegales, un arte de pesca tradicional que los furtivos utilizan para capturar el pulpo en zonas prohibidas.

El Servicio de Guardacostas de Galicia inspecciona cada día las rías para localizar nasas caladas ilegalmente. "Hay que controlar que el recurso pesquero se extraiga en zonas permitidas, que tengan el tamaño reglamentario, que no se extraigan productos que están en veda", explica Enrique Rodríguez, de operaciones y control de Gardacostas de Galicia.

Se trata de un trabajo que se intensifica en los meses de verano cuando la demanda de pulpo se incremente en lonjas, restaurantes y fiestas populares. Para descubrir las nasas utilizan una especie de ancla llamada la raposa. Cuando se engancha con los cabos de las nasas, se suben a bordo para su decomiso y muchas traen premio en su interior.

Guardacostas de Galicia retiró solo en el mes de julio cerca de 5.500 nasas ilegales, un 60% más que en el mismo mes del año pasado.