Muchos turistas que llegan en estos días a España no hablan apenas castellano. Sin embargo, hay palabras que saben decir a las mil maravillas; palabras como paella... o como 'sangría', nuestros términos más internacionales. Esta última la oímos a menudo con acento italiano, británico, francés, mexicano... porque se pide y se bebe mucho en nuestro país.
Hay quien prepara la sangría de cava, de sidra o de vino blanco. Pero incluso limitándonos a los tintos, cada cual tiene su receta. Algunos, como nos cuenta Roberto Coto, hostess del restaurante Rosi la Loca (Madrid), cambian el azúcar por siropes y zumos de frutas; otros, como explica Isidro Medina, parte del equipo de Asador Llopis, no escatiman en licores y le echan al final un toquecito de vermú.
¿Y cuál es el rival más cercano de la sangría? El tinto de verano. No se le añade azúcar y, si se hace con gaseosa, tiene muchas menos calorías que la sangría. Los bares más tradicionales le echan algo de vermú, para "alegrarlo", pero este detallito se ve cada vez menos.
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Quienes apuestan por la sencillez del tinto de verano aseguran que refresca más y empalaga menos. Obviamente, para calmar la sed, lo suyo es beber agua. Pero para calmar el alma, una de estas dos bebidas puede ser mucho más eficaz.
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