Uno de enero, dos de febrero, tres de marzo, cuatro de abril, cinco de mayo, seis de junio, siete de julio, San Fermín. ¿Quién no ha cantado en algún momento de su vida esta canción? Tras dos años sin poder celebrar las fiestas de Pamplona, la capital navarra recupera en este 2022 su festejo favorito, el que honra a su patrón y lleva a las calles de Iruña a miles, miles y miles de personas, vestidas todas ellas de blanco, con sus 'pañuelicos' y fajas rojas, listos para correr los encierros ante los toros y para, sí, también, beber sin parar durante más de una semana.

Las fiestas de San Fermín comienzan con el chupinazo, pero desde este día se celebran los ansiados encierros por Pamplona, que cada mañana reciben a miles de corredores, algunos experimentados, otros novatos. Cada carrera, que tiene algo más de 800 metros, dura entre dos y tres minutos, muy intensos, tiempo que, en la mayoría de las veces, transcurre sin incidentes graves. Eso sí, antes de cada uno de los encierros, llega el momento de encomendarse al patrón. Todas las mañanas, el mismo ritual: cada mañana entre el 7 y el 14 de julio, pasadas las 7:00 de la mañana, se traslada desde el Ayuntamiento la imagen de San Fermín a la hornacina de la cuesta de Santo Domingo.

Una mujer y un niño pasan por delante de la hornacina de San Fermín en la cuesta de Santo Domingo de Pamplona

¿Por qué este ritual? Durante todo el año, la imagen que permanece en la hornacina es una réplica de la que se saca en las fiestas. El día 5 de julio se retira la imagen habitual y, durante los días de fiesta, se coloca la 'original', después de que ésta haya pasado la noche en la Casa Consistorial. Ya con la imagen en la calle Santo Domingo, los mozos, con el periódico en la mano, rodean la zona donde se encuentra la imagen del patrón y a poco de que arranque el encierro del día, llega el momento del cántico:

A San Fermín pedimos

por ser nuestro patrón

nos guíe en el encierro,

dándonos su bendición.

Lo cierto es que la canción, conocida casi mundialmente, tiene un origen algo incierto: se dio a conocer en los años cincuenta y sesenta gracias a Los Iruña'ko, pero los autores originales son los componentes de una 'cuadrilla' pamplonesa de aquella época también. Fue después de que el tema se hiciera conocido cuando algunos de los mozos decidieron cantársela al santo de la hornacina antes de cada carrera. Y desde entonces hasta ahora. Eso sí, hasta 2009 se cantaba únicamente en castellano, pero desde aquel año se comenzó a cantar también en euskera:

Entzun arren San Fermín

zu zaitugu patroi

zuzendu gure oinarrak

entzierru hontan otoi.

Una vez que terminan también la estrofa en euskera, aún con los periódicos en la mano, todos cantan: "¡Viva San Fermín!" e, inmediatamente después, también en euskera: "Gora San Fermin!". Y ahora sí, comienza el momento más intenso de la jornada. La canción no se entona únicamente el primer día de encierros, sino todos y cada uno de los días que dura la fiesta de San Fermín.