Sarah Mardini es una refugiada siria. Colabora con una ONG en el rescate de personas que se lanzan al Mediterráneo para alcanzar Europa. Salvarlas de morir ahogadas puede llevarle a la cárcel. La detuvieron por ello y las autoridades griegas la acusan junto a otro compañero de tráfico de personas. Un delito penado con hasta 18 meses de prisión.

Mardini llegó a Europa en 2015 en una barca hinchable, un trayecto que casi acaba en naufragio: "Todos estaban rezando y a los 15 minutos la máquina paró" explicaba la joven. Se lanzó al agua con su hermana y empujaron la embarcación hasta Lesbos: "Salté. Agarré el bote con una mano y usé mi otra mano y dos piernas para nadar".

Salvaron la vida de 19 personas pero solo fueron las primeras. Porque mientras su hermana se convirtió en nadadora olímpica, ella se ha dedicado a colaborar en los rescates y atención de quienes se lanzan al mar huyendo de la guerra y la miseria.