Sin mascarilla, sin respetar aforos ni mantener la distancia de seguridad. Así celebraron más de 300 personas una macrofiesta ilegal el pasado sábado en una masía de Girona.

Los dueños de la casa aseguran que la habían alquilado por 1.500 euros a unos jóvenes que prometieron hacer una pequeña fiesta con 10 amigos. Sin embargo, según relata la propietaria de la masía, Maite Jodar, "la finca quedo llenísima de gente": "Habría como 400 personas aquí dentro", precisa.

Por las redes sociales corrió como la pólvora un reclamo que anunciaba una fiesta bajo el nombre "Blanca Navidad", por un precio de 50 euros con entrada anticipada. El mismo cartel ofrecía tres botellas y una habitación privada por 1.000 euros, entre otras ofertas.

La fiesta se desmadró: cada vez llegaban más personas, según cuenta la propietaria de la masía, "diciendo que querían entrar porque habían pagado por bizum una entrada y que tenían derecho a entrar". Incluso recibieron amenazas de muerte: "Me dijo que si entraba dentro nos iba a rajar, nos iba a matar, porque él por sus narices tenían que entrar a la fiesta", cuenta Maite.

Los Mossos d'Esquadra se personaron en el lugar en torno a las 02:30 horas de la madrugada, pero, al ver la cantidad de gente allí acumulada, decidieron esperar a que se fuera vaciando. No fue hasta ocho horas después, a las 10:00 horas, cuando, con la ayuda de cuatro furgonetas de los antidisturbios, lograron identificar a 184 personas y las denunciaron por incumplir las medidas frente al coronavirus.

Cuando por fin los propietarios pudieron entrar en la casa se la encontraron totalmente arrasada, con latas y botellas de alcohol por todas partes, mesas y sillas destrozadas, espejos rotos y camas desvencijadas. Dos días después, aún continúan retirando las decenas bolsas de basura que dejó la macrofiesta.