La Guardia Civil está investigando si varios funcionarios participaron en la brutal paliza a la subdirectora de seguridad de la cárcel de Villena, en Alicante. La mujer fue agredida a la puerta de su casa tan solo un día antes de declarar por la agresión a un interno que forma parte del programa de atención a enfermos mentales.

Como se aprecia en el vídeo que acompaña a estas líneas -al que ha tenido acceso laSexta-, tres funcionarios de prisiones tumban a un interno, le golpean en varias ocasiones con la porra y le lanzan patadas y puñetazos mientras le mantienen inmovilizado durante más de tres minutos. Después se suman cuatro trabajadores más de la prisión y, entre todos, se lo llevan arrastrándolo por el suelo.

Unas imágenes que fueron captadas por las cámaras de las instalaciones y por las que la subdirectora del centro penitenciario tenía que prestar declaración. Pero un día antes de declarar, el 3 de septiembre, la mujer sufrió una brutal paliza en las inmediaciones de su vivienda. Seis encapuchados la rodearon, la amenazaron y le propinaron varios golpes que le dejaron la cara hinchada y el labio partido.

Además, según ha denunciado la mujer, días antes de esta agresión recibió amenazas respecto a su declaración y a las imágenes de la paliza al preso. También le sustrajeron el móvil en el mismo puesto de trabajo.

"Ya vemos que te has posicionado y de qué lado, así que no tendremos miramientos contigo. Vamos a por tu director, y si tenemos que llevarte por delante, lo haremos. Te vamos a joder la vida por perra", rezaba uno de los mensajes. "Limítate a seguir instrucciones. Sabemos que tenéis las imágenes, bórralas o atente a las consecuencias", añadía otro.

Ahora la Guardia Civil investiga si en la paliza que le propinaron un día antes de prestar declaración por la agresión al presidiario están implicados funcionarios del mismo centro penitenciario.

Con algún 'pero'

La Justicia ratifica que llamar "gilipollas" a un jefe no es motivo de despido

Así lo ha ratificado el Tribunal Superior de Justicia de Madrid (TSJM). Eso sí, enfatiza que el insulto debe ser "concreto y aislado" en un contexto determinado, como el caso de un empleado al que le pidieron que se quedara a una reunión al terminar su turno.