Kay Longstaff salía del barco sonriente, apenas algo magullada por el sol y la sal, por su propio pie, aunque bien escoltada, y dando gracias: "Tengo suerte de seguir con vida. Y es gracias a estos tipos maravillosos que me rescataron".

Así volvía a tierra firme esta turista británica y es que, aunque no lo parezca, venía de pasarse una noche, diez horas, en aguas del Adriático. Tras caerse, algunos dicen que se tiró, desde la séptima planta del crucero en el que iba, rumbo a Venecia, a unos 100 kilómetros de la costa croata.

La han encontrado a casi uno y medio de donde cayó y, tras un chequeo, ya recibe el alta perfectísimamente recuperada, para asombro de los médicos: "Me sorprende que tras esas diez horas tenga tan buena pinta y esté en tan buenas condiciones de salud" explica Irena Hristic, directora de la Clínica de Pula.

A su favor, dicen, su relativa juventud, su buena salud y que el mar está calentito esta época. Aunque ella le da las gracias, también, a su otro secreto: el yoga.