Pese a la angustia de las jóvenes, el operador parece que no se lo cree. Atiende la llamada como si fuera un coma etílico cuando en realidad es otra cosa.

Es fundamental, según el protocolo que usa el Samur, trasnsmitir a quienes piden auxilio una sensación de seguridad, haciéndoles ver que se les está haciendo caso. En el caso de la llamada  que pueden ver en las imágenes,  la solución que les da es que recorran casi un kilómetro si quieren ayuda.