Hasta 40 personas iban en una barcaza en la que pasaron dentro 48 horas bajo la lluvia y el temporal. A las cuatro de la madrugada, la madera, podrida, se partió. La mitad de ellos desapareció en el mar, en la noche. Otros consiguieron llegar a España, pero muertos, arrastrados por la corriente hasta la playa de Caños de Meca, en Cádiz.

Del resto sólo quedan pertenencias dispersas que llegaron flotando a la orilla. El balance es trágico: de momento, cinco muertos, 22 personas rescatadas y cerca de 20 desaparecidos que los buzos y las lanchas siguen buscando. "Las mafias que los trajeron tienen cero corazón. Esa embarcación está absolutamente destrozada porque la madera estaba podrida, no podía resistir ni el más mínimo roce", lamenta Manuel González, portavoz de la Guardia Civil en Cádiz.

El teniente conorel de la Guardia Civil Luis Martín explica, además, todo lo que tuvieron que soportar para intentar llegar a las costas españolas. "Había oleaje intenso, lluvia, viento frío... Imagínense en una embarcación totalmente hacinados tantas horas. En el momento en el que se abre una vía en la embarcación y uno cae al agua. Incluso sabiendo nadar, es difícil mantenerse a flote".

Casi a la misma hora, cerca de Melilla, morían 13 personas más. Sus 80 compañeros de patera fueron rescatados y llevados al centro de internamiento de la ciudad autónoma. Algo está pasando porque las cifras de migrantes que se la juegan en patera son de récord. En los diez primeros meses de este año han llegado más personas en patera que en los últimos seis años juntos.