Las luces adornan las calles, los turrones ya están en las estanterías de los supermercados y estamos a punto de escuchar a los niños y niñas de San Ildefonso cantar la Lotería de Navidad. Está claro: estamos en Navidad.
Compras, comidas, regalos y más comidas. La Navidad es época de excesos y por eso hay que mantener los pies en el suelo y no perder los buenos hábitos que tenemos el resto del año.
A continuación, compartimos algunos consejos para saber cómo envolver un regalo de manera más respetuosa con el medio ambiente o dónde tirar un juguete roto. Pero, sobre todo, te damos las claves para tener una Navidad más sostenible.
Los juguetes antiguos o rotos, nunca al amarillo
Papá Noel, los Reyes Magos, el Olentzero… Hay muchos motivos para llenar las casas de regalos año tras año. Por eso, muchos juguetes son relegados en Navidad para hacer sitio a otros. Sin embargo, antes de tirarlos hay que valorar la posibilidad de que otro niño pueda hacer uso de ellos.
Hay multitud de asociaciones y ONG que trabajan por la infancia y recogen juguetes para otras personas en situaciones más vulnerables durante todo el año, pero aún más en épocas navideñas.
Si el juguete está roto y ya no se puede arreglar, aunque sea de plástico, se debe llevar a un punto limpio. Hay que tener en cuenta que si el juguete tiene pilas o baterías hay que retirarlas antes y reciclarlas correctamente en su propio punto limpio.
Las cajas en las que vienen los juguetes también hay que reciclarlas de forma correcta. Suelen estar formadas por plásticos y cartones, por eso hay que separar sus elementos y llevarlos al contenedor adecuado: el papel y el cartón, al azul y, el plástico, al amarillo.
El papel de regalo, siempre al azul
Abrir los regalos es un placer y ver la cara de los más pequeños al hacerlo, más. Pero no hace falta comprar rollos y rollos de papel para envolver: basta con periódicos o revistas antiguos o papel de regalo reciclado. Además de generar menos residuos, tus regalos serán los más originales.
Una buena opción para sustituir el celofán es usar lazos de tela, que además se pueden reutilizar para cerrar otro paquete, hacer una diadema o como adorno navideño el año que viene.
Además de intentar reutilizar los envoltorios, no hay que olvidar que todos los restos de papel y cartón que se generan, siempre se deben desechar en el contenedor azul. La ciudadanía española está muy concienciada y la cifra de reciclaje de los envases de ese material ascendió al 80%, pero todavía tenemos que seguir reciclando.
Los restos de comida, al marrón
Canapés, ensaladas, carnes y pescados, el postre, la fruta… Las mesas de todas las casas se llenan en exceso en épocas navideñas y muchas veces sobran grandes cantidades de comida. En el mundo se desperdician 1.300 millones de toneladas al año de alimentos y, en España, casi 8 millones, según Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO).
Las cifras de desperdicio alimentario no son preocupantes 'solo' porque hay millones de personas que pasan hambre, sino porque generan enormes cantidades de gases de efecto invernadero y contribuyen a la emergencia climática.
Para ser más sostenibles estas Navidades, debemos ser conscientes de la cantidad de comida que ponemos en nuestras mesas, saber de dónde proceden los alimentos, aprovechar las sobras y verter los residuos orgánicos en el contenedor correspondiente: el gris de tapa naranja o el marrón.
Si en el lugar en el que vives tienes contenedores de tapa marrón para reciclar residuos orgánicos, es fácil: debes tirar en él todos los restos de comida, posos de café, infusiones, servilletas de papel sucias, corchos, cerillas, serrín y restos pequeños de jardinería como hojarasca, plantas o ramos de flores.
Si el contenedor marrón todavía no ha llegado a tu municipio, pero si quieres contribuir al medio ambiente cuanto antes, puedes hacer tú mismo compost para las plantas del jardín o las macetas de la terraza.
Las botellas de vidrio, al verde
Pero no solo es la comida, las mesas también se llenan de champán, licor, vino blanco, tinto… decenas de botellas de vidrio que solamente tienen dos finales: reutilizarlas o tirarlas en el contenedor verde, el famoso 'iglú'.
Eso sí, si algún plato o vaso se rompe, hay que tirarlo en el contenedor de restos, el gris, porque en el verde solo se recicla el vidrio, ni la cerámica ni el cristal. Y, recuerda, las botellas de refresco y los tetra-briks siempre van al contenedor amarillo.
La ropa y sus etiquetas
Otro de los productos que más se regalan durante las Navidades es la ropa. Lo primero que hay que tener en cuenta cuando regalemos o compremos ropa es si realmente es necesaria.
La industria de la moda es la segunda más contaminante del mundo, según datos de la ONU. Por eso, al igual que con los juguetes, lo primero que hay que pensar cuando no usamos una prenda es quién podría utilizarla y donarla.
En caso de que la prenda esté rota o estropeada y sea inservible, se puede reutilizar en forma de trapo para limpiar y, en último término, llevarla a los contenedores de ropa usada. Ninguna prenda textil, ni la ropa ni el calzado, debe tirarse en el contenedor de restos.
Las etiquetas y las perchas de ropa son algunos de los elementos que más dudas generan a la hora de reciclar. Las etiquetas de cartón van al contenedor azul; las de plástico, al amarillo; y las de tela, que suelen ser muy largas y estar en el interior de las prendas, no se pueden reciclar y van al contenedor de restos. Las perchas también se reciclan en el contenedor amarillo.
Adornos y luces
Tal vez llegamos tarde para recordarte que los adornos navideños se pueden utilizar de un año para otro. Pero estás a tiempo de guardar los que ya tienes para el año que viene.
Además, no siempre hace falta comprar la decoración, se pueden hacer bolas y figuras para el árbol con envases de plástico o figuras del Belén con envases de yogur o pasta de papel.
Tampoco podemos olvidar apagar las luces del árbol o la estrella que ilumina la terraza antes de irnos a la cama para ahorrar energía. Y, si se nos rompen y no tienen arreglo, hay que llevarlas al punto limpio.
Estemos en Navidad o no, el planeta siempre está ahí. Por eso hay que reciclar adecuadamente y consumir con responsabilidad en cualquier época del año.
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