Dos actrices, una cámara oculta y reacciones reales de personas anónimas. Así es el experimento de SOS Racismo, en el que una de las personas planta una urna en una calle de Barcelona para un sorteo de un fin de semana en un spa.

La otra actriz, francesa y musulmana, intenta rellenar el formulario. Y aquí comienza la discriminación islamófoba: "Sabes lo que pasa, que esto está pensado para gente normal que va a estos sitios, vosotros no vais". Unos dan la callada por respuesta, otros directamente siguen su camino y hay quien incluso apoya la discriminación: "Estos ya quieren revolucionar el mundo".

Han grabado a 40 personas anónimas en 23 escenas, donde la mayoría muestra su rechazo a este tipo de actitudes y acaban rompiendo con el racismo.