La violencia de género que padecen las mujeres mayores de 65 años permanece invisible, a pesar de que son víctimas durante décadas: el 40% de las maltratadas de esa edad ha sufrido violencia por parte de su pareja o expareja durante más de 40 años y el 27%, de 20 a 30 años.
Son datos del informe 'Mujeres mayores de 65 años víctimas de violencia de género', elaborado por Cruz Roja y la Universidad Carlos III de Madrid con datos de 245 víctimas mayores de 65 años, todas ellas usuarias del servicio telefónico de atención y protección para víctimas de violencia de género Atenpro.
El estudio, presentado este jueves en el Ministerio de Igualdad con motivo de los 15 años de la ley integral contra la violencia de género, subraya la doble discriminación que padecen las mujeres mayores de 65 años, por género y por edad, y cómo ésta subyace a la invisibilidad de la violencia machista que padecen, según ha explicado la responsable nacional del servicio Atenpro, Vanessa Céspedes.
El 28% de las mujeres que han participado en el estudio sufrió violencia machista de 40 a 49 años; el 12% de 50 a 58 años. Otro 15%, de 30 a 39 años; un 12%, de 20 a 29 años; un 12%, de 6 a 19 años; y un 16%, de 1 a 5 años.
En tres de cada diez casos, los episodios violentos comenzaron durante el noviazgo y el 78% de las encuestadas los asocian principalmente al matrimonio. Estas víctimas padecieron distintos tipos de agresiones: al 78% la empujaron y le tiraron del pelo, el 75% fue abofeteada o recibió el impacto de un objeto, el 63% recibió puñetazos, la mitad fue arrastrada y recibió patadas, en el 44% de los casos su pareja la amenazó con utilizar o utilizó una pistola, un cuchillo u otra arma contra ella y al 30% el agresor intentó asfixiarla o quemarla.
Casi todas ellas, el 98%, aún siente miedo y el 80% narra cómo el agresor las ignoraba, las trataba con indiferencia, las controlaba y aislaba. Además, el informe refleja que más de la mitad de esta mujeres, el 56%, sufrió relaciones sexuales no consentidas y un 30% fue obligada a realizar prácticas sexuales denigrantes o humillantes.
Las principales razones que arguyen para no haber interrumpido la relación con el agresor son miedo a ser asesinada (35%), no tener ningún sitio al que ir (32%), no hacer sufrir a sus hijos (32%) y que el maltrato antes era un problema aceptado por la sociedad (30%).
También describen haber padecido violencia económica un 60% de las encuestadas: el 55% no recibía dinero para gastos del hogar, el 41% se veía privada de sus recursos y al 34 % el maltratador no las dejaba trabajar ni estudiar.
Como consecuencia de la violencia, el 68% manifiesta haber sufrido cortes, rasguños o hematomas; un 28%, lesiones en los ojos u oídos; un 18%, luxaciones; un 12%, fracturas de huesos; un 11%, heridas profundas y el mismo porcentaje, lesiones internas.
La violencia de género también ha tenido un impacto en la salud de estas mujeres, según el estudio, ya que el 39% considera que su estado de salud es "regular" y el 31% lo define como "malo o muy malo", 5 puntos por encima de la media.
Este estudio, elaborado en el marco del Pacto de Estado contra la Violencia de Género, tiene como objetivo mejorar la detección de casos en este grupo de población y facilitar su acceso a las ayudas. El 51% de las víctimas que han participado en él tienen orden de protección y el 42% la ha tenido pero ya no está vigente.