Definidos por la Federación Española de la Nutrición como "alimentos funcionales que, además de su valor nutritivo, aportan algún efecto añadido y beneficioso para la salud que va más allá de la estricta nutrición, según los datos recabados en 'Superalimentos: tendencias del consumidor' de la consultora de investigación Nethodolo.gy, han calado en la industria alimentaria y en el consumidor.

Considerados por el sociólogo Víctor Gil, responsable del estudio, como "medicamentos que alimentan", son consumidos por el 77% de los encuestados al menos una vez cada 15 días. La quinoa es consumida al menos quincenalmente por el 39% de los encuestados, la semilla de chía por el 18%, la espelta por el 21%, la cúrcuma por el 24% y el kale por el 6%, y le siguen en las preferencias kéfir, kombucha, chlorella, espirulina y té matcha.

Aún lejos están los insectos, aunque en grandes cadenas de comercio minorista se pueden encontrar grillos con cebolla ahumada sabor barbacoa, barritas de chocolate negro con polvo de grillos, gusanos molitor a las finas hierbas o gusanos búfalo especiados con chili. Preguntados si probarían harina y leche de cucarachas, dos de cada diez encuestados se mostraron totalmente abiertos a la prueba y un tercio de los consumidores favorables "pero con ciertas dudas".