Las fiestas de San Fermín (o Sanfermines) se celebran siempre en la misma fecha: el Chupinazo, que da el pistoletazo de salida a las fiestas, se celebra cada 6 de julio, y entre el 7 y el 14 del mismo mes se llevan a cabo los tradicionales encierros de San Fermín, uno cada día, a primera hora de la mañana. Pero lo cierto es que aunque en muchas ocasiones se haga referencia a San Fermín como el santo de Pamplona, no es cierto.
¿Quién fue San Fermín?
San Fermín de Amiens fue, según la historia bíblica, un misionero cristiano, primer obispo de Amiens (Francia) y, aunque no confirmado de ningún modo, también se cree que fue el primer obispo de Pamplona. A finales del siglo X comenzó a 'escucharse' la historia de que Fermín era hijo del senador de la Pamplona romana, según explica la Universidad de Navarra. Su conversión al cristianismo habría sido obra de Honesto, discípulo de San Saturnino —a quien luego mencionaremos— y tras consagrarse obispo a los 24 años, habría salido a evangelizar en la actual Francia. Allí, en Amiens, fue donde habría sufrido el martirio después de bautizar a miles de personas.
Aunque se dice que vivió en el siglo III, la historia de San Fermín tiene más de leyenda que de historia bíblica y, desde luego, no tiene tras de sí ninguna fuente histórica fiable que mencione su existencia. Tanto es así que en la década de los setenta, historiadores navarros, de la mano de un arqueólogo de Amiens, determinaron que la historia de San Fermín no tiene ninguna base histórica.
La leyenda de San Fermín
Pero la historia circuló. Lo que se decía en aquel siglo era que Fermín había nacido en la actual Pamplona (Pompaelo) y que era hijo del senador Firmo y de una noble llamada Eugenia. Paganos ambos, se habrían convertido al cristianismo al escuchar la historia de Honesto, discípulo de San Saturnino, y habrían bautizado al pequeño Fermín en lo que ahora se conoce como el pocico de San Cernin. Tutelado por Honesto, San Fermín habría aprendido la religión y la evangelización y habría sido ordenado en Tolosa a los 18 años, antes de ser nombrado obispo en Amiens, a los 24 años.
La oposición a la doctrina cristina en la Galia romana habría hecho que, tras negarse a dejar de predicar, Fermín acabara siendo degollado. Se dice que la abadía de St. Acheul, en Amiens, fue fundada sobre la supuesta tumba de San Fermín en el año 1085, pero no fue hasta el siglo XII cuando el obispo de Pamplona, Pedro de París, llevó a la ciudad navarra una reliquia de la cabeza del santo, procedente de Amiens. Fue en este momento cuando Pamplona empezó a 'celebrar' a San Fermín, aunque tampoco lo hacía el 7 de julio, como se hace ahora. A lo largo de la historia, se ha celebrado San Fermín en diferentes momentos del año:
- El 25 de septiembre, San Fermín, en honor al martirio en Amiens
- El 13 de enero, San Fermín, en recuerdo a la invención de sus reliquias
- El 10 de octubre, San Fermín, en recuerdo de la entrada en Amiens
¿Cuándo se empezó a celebrar San Fermín un 7 de julio?
Actualmente, y es de sobra conocido, San Fermín es el 7 de julio. Hasta el siglo XIV, la fiesta de San Fermín era el 10 de octubre, aunque su altar sólo era conocido en Pamplona. Fue en 1591 cuando la ciudad de Pamplona pidió que se trasladara la fiesta del 10 de octubre al 7 de julio, aparentemente por razones meteorológicas. Según explica al periodista encargado de la retransmisión de los encierros de San Fermín entre 1988 y 2019 en TVE Javier Solano, en otoño en Pamplona hace "malísimo tiempo", con mucha lluvia y frío, por lo que se decidió pedir el traslado de la fiesta a un mes más cálido en el que, "al menos en teoría", hay más posibilidades de que el clima sea más amable.
Entonces... ¿quién es el patrón de Pamplona?
Sin embargo, la historia de San Fermín no se paralizó y fijó en este punto. En el siglo XVII, Navarra se vio envuelta en una crisis que duró tres décadas y en la que se dividió el pueblo navarro en dos: los que querían que San Fermín fuera el patrón de la comunidad y los que preferían a San Francisco Javier, cuya canonización motivó esta disputa. Las posturas de ambos bandos eran totalmente opuestas e irreconciliables. El cabildo central y el Ayuntamiento de Pamplona querían que el patrón de Navarra fuera San Fermín; los jesuitas y la Diputación de Navarra, que lo fuera San Francisco Javier.
Una decisión salomónica tomada en 1657 fue la que zanjó la crisis: San Fermín y San Francisco Javier compartirían patronazgo de la comunidad. Y así hasta la fecha: ambos son copatrones de Navarra. ¿Pero entonces quién es el patrón de Pamplona? El anteriormente citado San Saturnino, el primer obispo de Tolosa, quien también predicó en Pamplona. Los testimonios históricos fiables de su culto en la capital navarra datan de finales del siglo XI, y fue en ese momento cuando se levantó la Iglesia de San Saturnino (o San Cernin), frente a la cual se encuentra lo que sería el pozo en el que habría bautizado a los primeros cristianos pamploneses, entre ellos, a San Fermín.