El Langui decidió plantarse cuando no le dejaron acceder a un autobús con su silla de ruedas motorizada. El actor bloqueó el paso al vehículo durante dos horas en San Martín de La Vega, la ciudad donde reside, para denunciar la falta de accesibilidad de los autobuses interurbanos.

En este ámbito hay un vacío legal que no contempla el acceso de este tipo de vehículos y su protesta ha surtido efecto, mañana mismo se reunirán el consejero de transportes de la Comunidad de Madrid, con asociaciones y con él mismo.

En Zaragoza, Nuria y Nerea, están hartas de los autobuses sin rampa o rampas que no funcionan. "Yo salgo con una hora de antelación. No sé cuándo va a llegar con rampa o sin rampa, la última vez tardé dos horas", lamenta Nuria. Ellas recogen firmas para exigir que todos los autobuses zaragozanos estén adaptados y ya llevan casi 8.000.

En Madrid, Marina ganó un juicio contra un conductor de autobuses municipal que se negó a bajar la rampa para que su hija Lucía, con discapacidad del 83%, pudiera subir. El problema quedó resuelto con 240 euros de multa por trato vejatorio y coacciones, una pena insuficiente para ella, que critica la falta de sensibilidad de la EMT.

Todos estos casos demuestran que muchas ciudades españolas aún están lejos de acabar con las barreras para la movilidad de las personas con minusvalías.