Shakira ha dado suprimera entrevista tras la ruptura con el padre de sus hijos, Milán y Sasha. En ella, además de reconocer el gran apoyo que son sus pequeños (en lo personal y en lo profesional) y explicar la importancia de"Sesión 53" con Bizarrap (o Biza, como ella le llama) en su vida personal, ha confesado abiertamente padecer el conocido síndrome del impostor. "Sufro un poquito de lo que dicen que se llama el síndrome del impostor, levemente, ya que todavía no me creo todo lo que he hecho, que todavía no me creo que soy tan capaz, creativa y talentosa como dicen que soy. Esa pequeña patología me mantiene motivada queriendo descubrir quién soy y lo que puedo dar", expresaba la cantante en la entrevista con el periodista Enrique Acevedo, en su programa "En Punto", trasmitido por el gigante Televisa.

La realidad es que el síndrome del impostor es algo muy común. Sin ir más lejos, la cantante Amaia Romero y el actor Jaime Lorenteaseguraron sufrir este síndrome en su entrevista con Gonzo. "Cuando iba al estudio, me sentía pequeña y tenía miedo de decepcionar y a que se dieran cuenta de que no valía", expresaba ella. "El miedo a no sentirse querido, no dar la talla y fallar antes lo podía mantener en secreto porque no estaba expuesto", añadía él.

Sara Socas, la mejor freestyler de España y la única que ha conseguido entrar en la FMS, también confesó en 'El Intermedio' haberse sentido así en el momento en el que se hizo viral tras responder al cántico machista de un rapero mexicano que se definía como "el violador". "Para que veas cómo nos educan a las pibas. Sentía que no tenía el nivel suficiente y sentí ese síndrome del impostor, pero luego en realidad lo pienso y entiendo que se hiciera viral, era necesario", recordó la joven.

La realidad es que el síndrome del impostor no es solo cosa solo de famosos. Ni mucho menos. Un estudio publicado en la revista científica 'Journal of General Internal Medicine' ha demostrado recientemente que afecta al 82 por ciento de los trabajadores en algún momento de sus vidas.

Qué es el síndrome del impostor

El síndrome del impostor es "un trastorno que hace sentir que no se merece aquellos éxitos que se logran, que no se es lo suficientemente bueno para algo o que se consigue algo por casualidad y no por mérito", define Cecilia Mansilla, experta en liderazgo y desarrollo personal e instructora de la plataforma de aprendizaje y formación 'on line' Udemy. Este síndrome se relaciona con una baja autoestima, y conlleva que las personas que lo padecen creen que no merecen los logros que consiguen.

Síntomas del síndrome del impostor

Entre los síntomas más frecuentes del síndrome del impostor se encuentran:

  • Desconfianza hacia sus propias capacidades.
  • Temor constante a ser percibido como un fraude por sus logros.
  • Creencia de no merecer los logros obtenidos. Piensan que no son justos o que se han obtenido gracias a un golpe de suerte.
  • Insatisfacción permanente.
  • Desmotivación por falta de confianza en sí mismo.
  • Expectativas de fracaso ante cualquier situación.
  • Sentimientos de tristeza y desesperanza.
  • Ansiedad y depresión.

Cuatro consejos para evitar tener el síndrome del impostor (en el entorno laboral)

Mansillo, en su entrevista con Europa Press, enumeró un total de cuatro consejos a aplicar para huir del síndrome del impostor en el trabajo:

1. Promover espacios de trabajo con predominio de la seguridad psicológica. Es decir, fomentar grupos de trabajo en los que podamos desarrollar nuestra confianza y seguridad. En definitiva, promover espacios de trabajo en los que podamos decir lo que pensamos y pedir ayuda cuándo la necesitemos, sin miedo a que nos juzguen.

2. Reconocer tanto los logros propios como los ajenos. El 'síndrome del impostor' puede afectar también a más gente de nuestro entorno, por lo que no solo es importante reconocer y celebrar nuestros propios éxitos, sino también los de los demás. De esta forma, conseguiremos crear un lugar de trabajo saludable, donde los logros se reconozcan en un plano general. Con ello, sentiremos una mayor confianza a la hora de identificar nuestros propios triunfos.

3. Ofrecer 'feedbacks' constructivos. En el caso de liderar equipos es importante brindar 'feedbacks' de forma constante y transparente a todas las personas del equipo para promover y facilitar su desarrollo personal. Y en caso de que no seamos quienes lideremos los equipos, también resulta fundamental forzarnos a pedir este tipo de opiniones de forma regular, para continuar creciendo en nuestra profesión. Entender qué es lo que estamos haciendo bien (y qué es lo que no) nos ayudará a ganar seguridad, y a reducir esa posible inestabilidad provocada por el 'síndrome del impostor'.

4. Promover prácticas diversas, equitativas e inclusivas en el trabajo. Fomentar equidad e inclusividad en el entorno laboral (como el acceso equitativo a oportunidades) hace que trabajemos en un ambiente capaz de reducir nuestras inseguridades, además de que permite potenciar al máximo nuestros talentos y destrezas profesionales.