Llegaban poco a poco al centro de atención temporal de San Roque. Tapados con mantas en esta jornada de intenso frío, podíamos ver incluso a bebés.
En el centro, la Policía les va ir identificando para determinar los diferentes mecanismos de protección y asistencia que se pondrán en funcionamiento.
"Hay que identificar a aquellos que tendrían derecho a la protección internacional, los refugiados, y aquellos niños que tienen que pasar a los mecanismos de la Junta y los distintos centros de atención", señala el director de programas de intervención de Save The Children, Vicente Raimundo.
En el caso de los adultos, se determina cúal es su estado de vulnerabilidad y quién puede pedir asilo. Óscar Camps, director del Open Arms, explica que a bordo "hay 19 nacionalidades y muchas con derecho a asilo, así que veremos lo que ocurre".
Al abandonar el Open Arms, se han organizado "por grupos de 10, primero mujeres con los niños, luego menores solos", señala Camps. Así, los más de 300 migrantes han recibido asistencia médica, en carpas de Cruz Roja. "Básicamente están bien, a parte de la fatiga", explica.
Entre ellos hay 137 menores de edad. Se trata, según Raimundo, de "niños que huyen de guerra, que huyen de hambre, que están siendo engañados, que son víctimas de trata o menores con las que trafican para abusos sexuales". En definitiva, menores que han decidido huir solos de ese infierno.
La labor de Save the Children es esencial para ellos. Con traductores les van informando de donde están, cuáles son sus derechos y qué es lo que va a pasar en las próximas horas.