José Bretón, Miguel Carcaño y Sergio Morate: tres de los asesinos más mediáticos de la última década, juntos en la misma habitación. El diario 'El Mundo' recoge que los tres participaron en un taller de diálogo restaurativo con otros 10 internos de la prisión de Herrera de la Mancha y desvela el contenido de esas conversaciones.

Bretón, condenado a 40 años de cárcel por el asesinato de sus dos hijos, admitía abiertamente su crimen, según el citado rotativo: "Estoy aquí por haber asesinado a mis hijos. A mi José y a mi Ruth", afirmó.

Carcaño, condenado a 21 años por la autoría de la muerte de Marta del Castillo, también se confesaba: "Estoy aquí por haber asesinado a mi amiga Marta", admitía.

Morate, sin embargo, que fue condenado por asesinar a su novia y a la amiga de esta, aprovechaba para reivindicarse: "Me parece injusto que me caigan 48 años y otros que han asesinado a sus hijos tengan menos condena", dijo.

En estas 10 reuniones de cuatro horas, celebradas entre el 12 de mayo y el 31 de julio, según 'El Mundo', que cita fuentes de la prisión y a internos de la misma, nadie quería sentarse junto a Bretón, pese a ser el más participativo y formal de los 13 reclusos participantes.

Según estas fuentes, en una de sus reuniones Bretón afirmó que con su familia le había tocado la lotería y le preguntaron que por qué había matado entonces a sus hijos. "Estuve 15 días planeándolo todo, porque quería hacerle daño a ella. Tranquilos, los niños no sufrieron. Yo jamás les haría daño", le respondió Bretón, que reconocía lo abyecto de su crimen y afirmó que participaba en el programa para que no volviera a suceder algo así: "Lo que yo hice es lo peor que puede hacer un ser humano", afirmó.

En Carcaño, por su parte, los presos vieron un personaje simple. "Entiendo que la sociedad me odie, entiendo el rechazo, pero no puedo decir dónde está el cuerpo porque no tengo ni idea de dónde está", sostuvo en esos encuentros, en los que dijo creer que estaba cumpliendo una pena justa.

Sin embargo, Sergio Morate fue el participante más frío: decía estar arrepentido, pero sobre todo por las consecuencias para él mismo y su familia. Preguntado por sus víctimas, se refirió a exnovia en estos términos: "Sí, vale, pero ella no era un buen bicho".

Los tres asesinos mostraron una cosa en común: ninguno identificó su crimen como violencia machista.