Atentado contra el medio ambiente en la playa de las catedrales en Ribadeo. Aunque es una zona protegida, se está poniendo de moda, como ya sucedió hace unos años, hacer figuras con las piedras de la zona. Un fondo mono, pueden pensar algunos, para un selfie, una actividad relajante, un pasatiempo que parece inocente, pero que causa un daño irreparable al entorno.

Pero esta práctica supone la desesperación de muchos: los primeros, los vigilantes, que tienen que ir desmontando esas montañas de piedra; también, para todo aquel que sepa algo, un poquito, de naturaleza. Porque estas montañas que se lleva el mar alteran los ecosistemas, los erosionan.

Al mismo tiempo, se lo ponen muy difícil a especies animales y plantas. En otras culturas antiguas, estas prácticas funcionan como ofrendas, pero en la nuestra son puro entretenimiento. Por eso, el Ayuntamiento de Ribadeo ha pedido ayuda a la Xunta de Galicia para controlar la situación, y prepara la munición.

"Esto sería una infracción grave y se impondría una serie de multas entre los 500 y 1.500 euros", ha señalado Begoña García, responsable de Turismo de Ribadeo. La experiencia dice que esta costumbre es dura de eliminar. Se ha extendido a Cataluña, Andalucía o Canarias. Como si cualquiera de estos lugares necesitasen la más mínima intervención humana para ser sencillamente perfectos.