Ola de calor

¿Puede un inquilino reclamar a su casero que instale el aire acondicionado en viviendas mal aclimatadas?

¿En qué te afecta? El 60% de los hogares no tienen un elemento que empieza a ser necesario ante las altas temperaturas que se alcanzan en España. El concepto clave, el de la habitabilidad.

Aires acondicionados en España
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Cada vez más y más calor. Cada vez, además, durante más días. Es la realidad del verano en España. Es el infierno que se vive en las calles hasta que el sol va desapareciendo. Es, también, lo que viven millones y millones de hogares en nuestro país. El motivo, la mala aclimatación de los pisos y el hecho de que el 60% de las viviendas no tienen aire acondicionado.

No tienen algo que empieza a ser tan necesario como la calefacción. Como poder calentarse en invierno. La pregunta, ante esto, es si el inquilino puede o no reclamar al casero la instalación de estos aparatos en caso de que el piso no esté bien aclimatado.

En caso de no poder darle al 'on' al mando de un inexistente aire acondicionado. De que varios elementos de la casa, como detectó Greenpeace, puedan alcanzar hasta los 50 grados.

"La norma no prevé que el inquilino pueda exigir que el propietario instale un aire acondicionado o cualquier otro sistema", explica Macarena Redondo, abogada de Legalitas.

La clave está en la ley. En un texto que habla de que el piso ha de ser habitable. La temperatura, en ese sentido, se considera confort. "Se considera que mantener cierta temperatura es criterio de confort, no de habitabilidad", cuenta Redondo.

Ahí está el debate. En la habitabilidad. "Si puede acreditar que afecta a estas condiciones se podría pelear... pero hay que estudiar el caso concreto", insiste la abogada.

Y es que en España, en un país en el que el calor cada vez aprieta más y donde las horas de sol son más que numerosas, hay un problema con la aclimatación de las viviendas. "El 95% no cumple con los estándares de confort térmico", expresa José Luis García Ortega, responsable de clima, energía y movilidad de Greenpeace.

En plena ola de calor, una que ha hecho que en Oviedo se alcancen temperaturas superiores a los 40 grados, ya parece que poder estar en casa es algo más que una cuestión de habitabilidad. Es, también, una cuestión de salud.