Pablo Escobar introdujo de contrabando cuatro hipopótamos en su finca privada en la década de 1980. Sin embargo, a lo largo de los años se han ido reproduciendo y Colombia tiene ahora un problema de invasión de esta especie, tal y como informa 'The Washington Post'.

Tras la muerte de Pablo Escobar, los funcionarios colombianos acusados de desmantelar la extensa finca del narco se mostraron reacios a acercarse a los animales que se mostraban agresivos y, aunque a la mayoría de los animales exóticos se les envió a zoológicos, a los hipopótamos, tres hembras y un macho, se les permitió deambular por la zona.

Ahora decenas de hipopótamos vagan por los humedales al norte de Bogotá, convirtiéndose así en la especie invasora más grande del planeta, y un estudio pronostica que en 2040 la población de hipopótamos aumentará a cerca de 1.500 individuos.

Para entonces, sus impactos ambientales serían irreversibles y su número sería imposible de controlar. Por este motivo, han tomado la decisión de castrar a estos animales, una tarea casi imposible.

Ya fue complicado encontrarles. Durante tres meses, científicos estuvieron rastreando a los animales vigilando lagos, recorriendo la maleza y acampando en granjas cercanas. Una vez les localizaron tuvieron que inyectarles un potente tranquilizante para elefantes para que acercarse a ellos fuese seguro.

E incluso una vez inmovilizados, fue muy complicado realizar la castración, ya que, tal y como indicó David Echeverri López, investigador de la Agencia Ambiental regional 'Cornare', los machos tienen lo que los científicos llaman cortésmente 'testículos espacialmente dinámicos (que quiere decir que sus genitales son retráctiles y pueden esconderse en una abertura llamada canal inguinal).

Los órganos reproductores de las hembras resultaron aún más difíciles de encontrar. "No entendíamos la anatomía femenina", reconoció Echeverri, quien añadió: "Intentamos hacerlo en varias ocasiones y no lo conseguíamos".

"Fue horrible", recordó el investigador, quien dijo que la Colombia tropical es "el paraíso de los hipopótamos" porque la lluvia y la comida es abundante y no hay carnívoros que representen una amenaza para la especie. Tal y como señala Echeverri, la castración es un proceso "peligroso, lento y costoso". Echeverri es capaz de castrar aproximadamente un hipopótamo por año, mientras que los científicos estiman que la población crece un 10% al año.

Para los científicos, estos hipopótamos son "una amenaza ecológica" ya que, según señalan, "compiten con la vida silvestre nativa, contaminan las vías fluviales locales y han llegado a atacar a humanos.

Un estudio de 2020 de lagos habitados por hipopótamos reveló que grandes floraciones de bacterias y algas se estaban alimentando de heces de hipopótamos, quienes, a su vez, redujeron el contenido del oxígeno del agua, haciéndola tóxica para los peces.

En lo referente a la amenaza para las especies nativas, Nataly Castelblanco-Martínez, una ecologista colombiana que trabaja en la Universidad de Quintana Roo en México, señaló que, por ejemplo, los capibaras gigantes, parecidos a los conejillos de indias, se alimentan de las hierbas y frutas que ahora consumen los hipopótamos y alertó de que los manatíes antillanos pueden ser expulsados ​​de su hábitat por los agresivos invasores.

Sin embargo, la comunidad local parece estar encantada con ellos. Y es que hasta venden llaveros y camisetas de hipopótamos en las tiendas de regalos de Puerto Triunfo. "El hipopótamo es la mascota del pueblo", dijo la residente Claudia Patricia Camacho a Noticias Caracol en 2018.

Pero pese a que la población no ve un problema en los hipopótamos, científicos alertan de que son peligrosos. En 2019, un hipopótamos atacó a un ganadero que recogía agua. El animal le mordió la pierna y lo lanzó por los aires, rompiéndole la pierna, la cadera y varias costillas.

Por su parte, Castelblanco-Martínez, el autor principal de un nuevo estudio poblacional publicado en la revista 'Biological Conservation' destaca que se debería aumentar el ritmo de esterilizaciones a aproximadamente 30 por año para tener algún efecto, y que la mitad de las especies castradas deberían ser hembras.

Sobre la posibilidad de sacarles de Colombia y llevarles a su hábitat natural en África, se trata de una solución complicada. Puerto Triunfo ya ha buscado durante años zoológicos dispuestos a llevarse los hipopótamos sin éxito. Y es que ninguna nación africana arriesgaría su propia población de hipopótamos al reintroducir docenas de animales de fuera con comportamientos desconocidos.

Así Castelblanco-Martínez ha lamentado que la reubicación podría haber sido factible hace 30 años, cuando solo había cuatro individuos de esta especie o que la castración hubiese sido eficaz si se hubiera contado con recursos del comienzo, pero que ahora la única opción que queda es la más dolorosa: sacrificarles.

Sin embargo, Echeverri no cree que matar a los hipopótamos sea el camino a seguir y sugirió la posibilidad de esterilizar o reubicar a los aproximadamente 50 hipopótamos en el lago cerca de Hacienda Nápoles, aunque está de acuerdo con Castelblanco-Martínez en que se acaba el tiempo para encontrar una solución a este problema de la invasión de hipopótamos.