La Policía de Begur (Girona) está tomando medidas drásticas para evitar los usos indebidos del agua en plena sequía. Los vecinos no pueden llenar sus piscinasprivadas debido a la situación tan complicada que se está viviendo por la falta de lluvia. El pasado mes de marzo, el Ayuntamiento de esta localidad aprobó un plan municipal que limita el consumo de agua diario por persona a 159 litros. "Hacemos hincapié en el llenado de las piscinas, en el riego del césped, el lavado de fachadas o limpiar polvo de polen con el agua, para que haya concienciación del consumo de agua", asegura Antonio Martínez, Jefe de la Policía Local de Begur.

Unas medidas desesperadas que incluyen la vigilancia con prismáticos para evitar que piscinas que estaban vacías... después estén llenas. Hay alrededor de 1.800 piscinas en este municipio de menos de 4.000 habitantes y el ratio de piscinas vacías oscila en el 5%. "Son las que vigilamos diariamente para controlar su llenado", dice Antonio.

Para supervisar que las piscinas siguen vacías, los agentes de la policía local utilizan unos prismáticos desde los miradores de la localidad y anotan su estado. De esta forma controlan si alguien se salta la normativa. Este plan municipal deja diferentes opiniones entre los vecinos. Lo que para alguno es una buena medida para hacer frente a la sequía, para otros, en cambio, les sorprende no poder hacerlo.

El riego de los jardines también está prohibido, excepto para aquellos árboles que si necesiten agua para su supervivencia. "Las comunidades de vecinos que tienen jardines comunitarios grandes son las que suponen el mayor consumo", dice Xevi Turró, técnico de medioambiente del Ayuntamiento de Begur.

Llenar la piscina o hacer un mal uso de agua en Begur supondrá una sanción económica en un intervalo comprendido desde los 750€, la más leve, hasta los 3.000€ la más grave. También se aplicaran otras medidas correctoras como "el estrangulamiento del caudal del agua" a aquellos vecinos que sean reincidentes en el consumo del agua, indica la Policía Local.

Una situación excepcional que insta a los vecinos a hacer un uso regulado del agua. El consistorio revisa el consumo de cada vivienda semanalmente para detectar si hay alguna imprudencia. "Si pasamos de fase de sequía a fase de emergencia, estos controles serían diarios", comenta Xevi.