El consejero de Fomento y Medio Ambiente, Juan Carlos Suárez Quiñones, ha alertado de que las rachas de viento en el entorno del incendio complican las labores de extinción y pueden reavivar las llamas en el "mar de rescoldos" formado por 8.000 hectáreas perimetradas, si bien unas mil han quedado sin arder por el momento y pueden ser descontadas en el análisis definitivo.

En la rueda de prensa posterior al Consejo de Gobierno, Suárez Quiñones ha lanzado un mensaje de "tranquilidad" a los habitantes de la zona, aunque ha reconocido que el frente norte del incendio se dirige hacia el territorio del pequeño municipio de Robledo de Losada, que cuenta ya con un plan de desalojo por si fuera necesario en las próximas horas.

La abrupta orografía y el fuerte y cambiante viento registrado en el lugar figuran entre las condiciones que perjudican las labores contra el fuego más importante en extensión de los registrados en Castilla y León en lo que va de año, si bien el consejero ha precisado que se trata de terreno de matorral que regenera más rápido que los arbolados. Fue necesario desalojar hasta tres pedanías de Encinedo, en concreto Trabazos, Forna y Losadilla, en total ochenta personas, como medida preventiva.

El humo y el fenómeno denominado inversión térmica, que habían impedido el trabajo de los helicópteros a primera hora de la mañana, dieron una tregua y permitieron a los quince medios aéreos disponibles trabajar sin descanso, aunque con dificultades. Los mayores problemas derivaron de la falta de visibilidad y de la densidad del humo, han confirmado fuentes del Gobierno autonómico.

Tampoco impidió su vuelo el fenómeno de la inversión térmica que se da en la zona, consistente en una corriente de aire fría y otra caliente que provocan un efecto similar al de una chimenea y motivan que las llamas alcancen una mayor altura, además de impedir al humo ascender.

Los vecinos de la localidad de Forna, en el municipio de Encinedo (León), se han mostrado "impotentes" ante un fuego que "ha partido el corazón a todos", especialmente después de que ayer se vieran obligados a desalojar el pueblo "saliendo prácticamente entre las llamas". Así lo ha señalado a los periodistas uno de los veinte vecinos que habitualmente residen en esta localidad y que abandonaron sus viviendas ante la alerta de la Guardia Civil.

Lo hicieron una vez que el fuego ya había entrado en el pueblo y había comenzado a afectar a la primera de las dos viviendas que han quedado arrasadas. Estaban en la plaza de la iglesia "y a unos trescientos metros vimos saltar el fuego de la ladera al centro del pueblo", ha indicado uno de los residentes en Forna, quien ha agregado que este incendio les "ha partido el corazón a todos, indudablemente". "Porque te sientes impotente, esa es la verdad", ha resumido.